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lunes, 14 de febrero de 2011
fin de la fiesta
Los gobernantes militares egipcios disolvieron el Parlamento y suspendieron la Constitución, cumpliendo dos demandas clave de los manifestantes prodemocracia, que mantienen la presión para que se apliquen de inmediato medidas que impulsen la transición hacia un gobierno civil democrático. En su comunicado más reciente, el liderazgo militar que asumió después de la renuncia del presidente Hosni Mubarak el viernes informó que gobernará la nación durante seis meses o hasta que puedan efectuarse elecciones presidenciales y parlamentarias.
Los dirigentes militares dijeron que estaban formando una comisión para reformar la Constitución y establecer las reglas de un referéndum popular que apruebe las enmiendas.
Tanto la Cámara Baja como la alta del Parlamento fueron disueltas. Las últimas elecciones parlamentarias de noviembre y diciembre fueron muy manipuladas por el partido gobernante y eliminaron prácticamente cualquier representación de la oposición.
"Ellos definitivamente han empezado a ofrecernos lo que queríamos", dijo la activista Sally Touma, reflejando una mezcla de cautela y optimismo entre los manifestantes que quieren ver más cambios, como la derogación de la represiva ley de emergencia. El juez Hisham Bastawisi, un juez reformista, explicó que las acciones "deberían abrir la puerta para la libre formación de partidos políticos y abrir el camino para que cualquier egipcio compita en elecciones presidenciales".
Hossam Bahgat, director de la ONG Iniciativa Egipcia para los Derechos Individuales, dijo que las medidas adoptadas por los militares fueron positivas, pero advirtió que Egipto avanza por un terreno jurídico inexplorado. "A falta de una Constitución, hemos entrado en una especie de 'zona de penumbra' en términos de reglas, lo que nos preocupa", señaló. "Es evidente que estamos monitoreando la situación y trataremos de influir en la fase de transición, con el fin de que se respeten los derechos humanos", agregó.
El actual gabinete de ministros, nombrado por Mubarak poco después de las protestas masivas a favor de la democracia, iniciado el 25 de enero, permanecerá hasta que se forme un nuevo gabinete: un paso que no se espera que ocurra hasta después de las elecciones.
El consejo militar reiteró que cumplirá con todos los tratados internacionales acordados por Egipto durante la era de Mubarak, especialmente el tratado de paz con Israel.
Los soldados egipcios forcejearon el domingo con manifestantes que quedaban en la plaza Tahrir mientras desmantelaban las carpas de su campamento de protesta tras el fin de la presidencia de Hosni Mubarak, mientras varios brotes de descontento laboral, incluso de los propios policías, reflejan los desafíos del país hacia la democracia y la estabilidad. Los policías se manifestaron por las calles de la capital, al igual que los trabajadores de una fábrica de cerámica, una empresa textil y al menos dos bancos. Los egipcios, emocionados por la caída de Mubarak, luchan ahora por mejorar sus condiciones de vida en un país donde la pobreza y otros serios problemas tardarán años o décadas en solucionarse. Los soldados empujaban a un grupo cada vez menor de manifestantes que no querían abandonar las carpas de su sitio principal de protesta en la plaza Tahrir, ya que temen que los generales encargados de dirigir la transición a la democracia no cumplan con sus promesas.
LOS QUE NO SE VAN
El opositor Ashraf Ahmed expresó que los soldados pueden derribar su carpa, pero que no dejará el lugar "debido a que todavía hay mucho que hacer", pues las nuevas autoridades "no han implementado nada todavía".
Aún así, muchos manifestantes han abandonado la plaza en el centro de El Cairo y el tráfico fluía en la zona por primera vez en dos semanas, aunque algunos activistas intentaron bloquear vehículos colocando mantas en la carretera.
Unos 1.000 policías que protestaron frente al Ministerio del Interior forcejearon con soldados que intentaron dispersarlos. Algunos soldados dispararon sus armas hacia el aire, pero después se retiraron para evitar un enfrentamiento serio con los manifestantes.
"Este es nuestro Ministerio", gritaron los agentes. Exigían mejores condiciones de vida pero también intentaban absolverse de la responsabilidad de una ofensiva por parte de la Policía a finales de enero que mató a muchos manifestantes. "Esas órdenes provenían de nuestros dirigentes, no es nuestra culpa", indicó Said Abdul-Rahim.
"Ustedes hicieron este acto inhumano", les expresó un ciudadano. "Ya no confiamos en ustedes". Al escuchar las acusaciones, Abdul-Rahim rompió a llorar. "Yo no lo hice", imploró. "Yo no lo hice". Los policías que se manifestaban pidieron solidaridad con los egipcios, cuyas protestas forzaron la dimisión de Mubarak el viernes.
SE COMPLICA IRÁN
La oposición iraní volvió a convocar a una manifestación de apoyo a las revueltas de Túnez y Egipto en una declaración publicada en un cibersitio reformista, a pesar de una advertencia del gobierno de que cualquier protesta acarreará consecuencias.
En la declaración publicada en Kaleme.com, la oposición llamó a manifestarse hoy en el centro de Teherán y acusó al gobierno de hipocresía por expresar su apoyo a los tunecinos y egipcios.
REVELAN PREOCUPACIÓN DE LOS REGÍMENES AUTORITARIOS
Desde Londres hasta Seúl, pasando por la Ciudad de Gaza, el mundo celebró la espectacular caída del presidente egipcio Hosni Mubarak con manifestaciones multitudinarias. Pero los regímenes autoritarios no festejaron, precisamente, y algunos endurecieron la censura periodística.
En China, donde el Partido Comunista reprime implacablemente el disenso, los lacónicos informes de prensa restaron importancia a las manifestaciones masivas para poner el acento en el desorden y la anarquía reinantes en el país.
En Guinea Ecuatorial, donde el golpista Teodoro Obiang gobierna desde 1979, los medios estatales recibieron la orden de no informar sobre Egipto, según la página afrol.com.
Pero en casi todas partes, la prensa festejó la revolución egipcia con muchos titulares que decían: "Por fin".
Los titulares reflejaron un amplio apoyo internacional con manifestaciones en Gran Bretaña, Corea del Sur y los territorios palestinos, entre muchos otros sitios. El canciller australiano Kevin Rudd felicitó a los egipcios por lo que calificó de movimiento claro y valiente. "Mi opinión es que el pueblo de esta antiquísima civilización merece verdaderamente la más moderna de las democracias", dijo.
Japón y Corea del Sur emitieron declaraciones en las que reconocieron la renuncia de Mubarak, mientras que la India -que junto con Egipto fue uno de los miembros fundadores del Movimiento No Alineado durante la Guerra Fría- saludó la decisión de Mubarak de renunciar "en deferencia a los deseos del pueblo de Egipto". En Indonesia y las Filipinas, dos naciones donde sus propias rebeliones populares derrocaron a dictadores, el elogio fue más desbordante, aunque también hubo algunas palabras de advertencia.
El presidente filipino Benigno Aquino III, hijo de la fallecida presidenta Corazón Aquino -ícono de la democracia que subió al poder en una revuelta que derrocó al dictador Ferdinand Marcos- saludó la "resolución relativamente pacífica" de la crisis política en Egipto, diciendo que demostraba que "las aspiraciones a una sociedad más libre y justa son universales". La alianza izquierdista filipina Bayan, que combatió a Marcos, manifestó la esperanza de que "la gran unidad y determinación del pueblo egipcio inspire a otros en el mundo en su lucha contra la tiranía".
"La importancia del poder popular ha sido afirmada una vez más", afirmó el secretario general de Bayan, Renato Reyes. "Sin embargo, lo que venga después del poder popular será otro desafío difícil, como bien sabemos los filipinos".
Los indonesios, que desplazaron del poder a un viejo aliado de Washington, el general Suharto, en 1998, saludaron el movimiento en Egipto.
"Felicitaciones a los egipcios", escribió Luthfi Assyaukanie, líder de la Red Islámica Liberal de Indonesia, en Twitter. "Sé cómo se sienten hoy. Yo me sentí igual hace 13 años. La verdadera lucha acaba de comenzar". El gobierno uruguayo dijo que aspira a que "pueda llevarse un proceso pacífico y armónico de transición política en el país, enmarcado en el respeto de los valores democráticos y de los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos".
El presidente venezolano Hugo Chávez saludó "la genuina lección de madurez política y democrática que el valiente pueblo egipcio ha dado ante los ojos del mundo" y lo felicitó por su "triunfo pacífico". En las principales ciudades de Estados Unidos se reunieron grupos de egipcios para un segundo día de celebración tras la renuncia de Mubarak y expresaron esperanza sobre el futuro, incluso cuando los grupos por los derechos humanos advierten que se requieren reformas mayores en la nación del Medio Oriente. Las manifestaciones del fin de semana en Nueva York, en los suburbios de Detroit y Washington, siguieron a demostraciones espontáneas que el viernes.
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