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domingo, 20 de junio de 2010

la selección de los años dorados


Cuando hablan de ellos les brillan los ojos y les nace una sonrisa de orgullo. Atesoran sus camisetas. Hacen zapping para verlos unos segundos más y sentirlos aún más cerca. Así viven el Mundial abuelos de cinco jugadores de la Selección.

Para Aldrís María Guglielmone de Cavani el mejor regalo por el Día del Abuelo que le puede hacer su nieto Edinson es que Uruguay clasifique para la segunda fase del campeonato. "El haberlo visto jugar contra Sudáfrica y ganado ese partido ya ha sido un regalo muy grande. Es un ángel y siempre me está diciendo `cuidate abuela`. Es muy cariñoso", dice emocionada Doña Perla, como es conocida por sus allegados en Salto. La última camiseta que tiene de su nieto Edinson Cavani es la rosada del Palermo, el cuadro donde juega en Italia. Ahora, espera a su regreso recibir la primera casaca de la Selección.

Para ella es un orgullo que Edinson esté forjando su futuro justamente en Italia, "porque desde ese país vino su abuelo siendo niño. Siempre soñó con volver a su tierra, pero el destino de la vida no se lo permitió. Pienso que Edinson le está haciendo un homenaje a su abuelo, que tanto añoró su Sicilia natal", razona Doña Perla.

El miércoles, la abuela vibró con el partido que Uruguay le ganó a Sudáfrica 3 a 0. Incluso -cuenta entre risas- llegó a gritar un gol que no fue. Una de las posibilidades que Edinson tuvo de convertir se hizo grito en la garganta de su abuela.

El fútbol es parte de su familia desde siempre. Lo supo practicar su esposo y sus hijos, entre ellos Luis, "El gringo", padre de Edinson, jugador en varios clubes de primera división y de la Selección.

Para ella sus 14 nietos y cuatro bisnietos son iguales. Aunque aclara: "No se olviden que tengo otro nieto, Fernando (Guglielmone), jugando en Rusia, que tampoco se olvida de su abuela. Cuando me hablan de Edinson y Nando se me cae alguna lágrima. Pobrecitos, ellos están lejos y la emoción es distinta porque los veo poco", dice.

LUIS SUÁREZ. Quienes sí tienen la camiseta de Uruguay con el número 9 en la espalda y muy a la vista de quien entre a su casa en Salto son los abuelos paternos de Luis Suárez. Para Lila Píriz y Atasildo Suárez esa casaca celeste es un trofeo.

"Como me regaló una de Nacional a mí, a ella que es manya fanática le tuvo que traer la de Uruguay, porque está bien que tenga alguna banderita de Peñarol, pero una camiseta a rayas es muy fuerte", comenta riéndose el abuelo del goleador del Ayax.

Sobre la mesa del comedor hay decenas de fotos de sus 22 nietos y de algunos de sus 14 bisnietos. De Luis, la más antigua es de cuando tenía 5 años, con la camiseta roja de Deportivo Artigas de baby fútbol.

"Donde jugaban los gurises no faltábamos a ninguna cancha; después, cuando los padres se fueron a Montevideo ya dejamos de ir", cuenta Lila en relación al traslado de la familia de Luis por motivos laborales.

El matrimonio esperaba que ayer "El Cheo", como cariñosamente lo apodan, los llamara por el Día del Abuelo, aunque tenían sentimientos encontrados: quizás era más conveniente que él se mantuviera concentrado y no le ganara la emoción por ese día especial.

"Él está pendiente de la Selección y del nacimiento de su hija. Eso sí, cuando venga lo vamos a esperar con un buen asado como a él le gusta y nos reuniremos con los amigos del barrio. Como regalo para los abuelos que le haga un gol a México y ya está", bromea Lila.

NICOLÁS LODEIRO. La expresión de su rostro muestra el orgullo de ser identificada como "la abuela de" y el brillo de sus ojos acompasa la amplia sonrisa con la que confiesa "una felicidad inmensa" por lo que está viviendo su nieto Nicolás.

Le dicen "Pichona" pero se llama Claudina Castillo; tiene 72 años y es la abuela materna de Nicolás Lodeiro.

Con varias de sus fotos para exhibir y en la mano la camiseta con la que Nicolás debutó en la selección mayor en el partido contra Suiza, Pichona asegura que se ha acostumbrado a no tenerlo cerca y a pensar que el avance de su carrera lo tiene lejos de su tierra.

"No sé si me llamará, pero sé que su pensamiento está conmigo y el mío con él", cuenta en su casa de Paysandú, la misma en la que convivió con Nicolás más de dos años, antes de que él se marchara a Montevideo, con apenas 13 años, para dedicarse al fútbol profesional.

"Por momentos se siente nostalgia, pensar que está tan lejos, pero a la vez estoy contenta porque sé que está haciendo lo que siempre quiso, es una felicidad inmensa que tan jovencito esté disputando un Mundial", señala.

Inmediatamente, recuerda el sufrimiento que le provocó la expulsión de su nieto en el partido de Uruguay contra Francia. "Lloré mucho, me fui a mi cuarto y me encerré a llorar", confiesa. "Mi nuera me decía `esas cosas pasan, no salió lesionado`; y yo sé que esas cosas pasan, pero me dolía por él, por ese entusiasmo, esas ansias con las que entró a la cancha", agrega.

No obstante, Claudina confía en el dicho de que "a mal comienzo, buen final". Está convencida de que ella podrá volver a verlo jugar en Sudáfrica.

Esa misma convicción hizo que hace años Claudina imaginara a Nicolás integrando la Selección. No recuerda el año, pero describe con detalles la tarde en que estaba con él, aún escolar, mirando por televisión la partida del combinado desde Carrasco a un Mundial. "Mirá Nico el día que yo te vea así, de traje, subiendo al avión", le dijo. Recuerda que él se rió.

Por un malestar pasajero, Pichona no pudo estar presente cuando se cumplió su premonición. El resto de la familia sí fue a Montevideo a acompañar a Nico en su partida a Sudáfrica. "Pero, si Dios quiere, estaré ahí para recibirlo cuando regrese", agrega, con la esperanza de que ese retorno "no sea antes del 12 de julio".

SEBASTIÁN ABREU. "Chiquichi" Zeballos tiene 88 años y es la abuela de Sebastián "El Loco" Abreu. Viene de una numerosa familia de ocho hermanos donde todas las mujeres practicaban deportes desde muy pequeñas. Ella, a los 4 años ya andaba a caballo, luego vinieron la bicicleta y el atletismo. También jugó varios años al basquetbol. Una de sus hermanas fue la primera mujer en manejar una motoneta en la ciudad de Minas.

Las historias y anécdotas de su juventud parecen infinitas. Definitivamente el "Loco" tiene de dónde haber heredado el espíritu aventurero y deportista. "Chiquichi" pasa los días de invierno recogida en su hogar, pero si Sebastián llega a la ciudad ella hace cualquier sacrificio para ir a verlo.

De niño, Sebastián pasaba mucho tiempo con su abuela. Ella vive frente a la escuela N°8, a la que asistió. Cuando terminaba de estudiar pasaba la mayoría de las tardes con ella, ya que los padres del "Loco" trabajaban en la Policía. Recuerda esos días con emoción. Cuenta que Sebastián, con sus travesuras y ocurrencias, era más lo que la hacia reír que rezongar.

El viernes recibió como regalo por el Día del Abuelo un álbum de fotos, donde están las imágenes que se sacó con sus dos hijas y Sebastián en Punta del Este el 26 de febrero, cuando cumplió 88 años.

En estas jornadas en que transcurre el Mundial, "Chiquichi" no se pierde ningún partido ni programa de televisión. Hay noches en las que, incluso, permanece hasta las dos de la madrugada frente al televisor, ya que "siempre en algún canal" consigue volver a verlo.

Además, se comunica casi a diario con Paola, la esposa de su nieto. En la última conversación le dijo que en la tribuna había reconocido a "Clarisita" (la hija de Sebastián). Le comentó que tenía una tiara como la de Diego Forlán y caravanas de perla. Y así lucía.

"Chiquichi" espera ver el momento en que Abreu vuelva a entrar a la cancha y haga un gol. Hasta ahora, su nieto jugó en el primer partido de Uruguay, desde el minuto 73 cuando sustituyó a Luis Suárez. De todos modos, ella no cuestiona a Washington Tabárez: sabe mucho más de fútbol que ella, dice.

ÁLVARO FERNÁNDEZ. A Lorenzo Fernández, el abuelo de Álvaro Fernández, no le interesaba mucho el fútbol. "Siempre me dediqué a trabajar, en camiones, en el bar o en la barraca", cuenta. Pero su nieto, que desde que recuerda quería ser jugador profesional, consiguió de niño que le comprara una pelota. "Tanto la pidió que no tuve más remedio que comprársela", cuenta.

Eran los padres de Álvaro, Ana y Obdulio, futbolista del Club Agraciada, quienes lo acompañaban. "Yo le pedía que me ayudara en el bar, pero lo tenía que ir a buscar afuera. Se pasaba jugando a la pelota", recuerda Lorenzo. Y cuando entraba, un vaso de plástico o una botella se convertían en balones improvisados.

Ahora, las cosas cambiaron. Y Lorenzo, lejos de fastidiarse con la pasión de Álvaro, es un hincha fanático de su nieto y sigue con emoción toda su carrera. "Estoy al tanto de todo y sufro cuando se juegan los partidos. Es un orgullo muy grande y más sabiendo como es él, que se merece todo", dice emocionado a El País en Agraciada, Colonia, donde vive.

Lorenzo asegura que está "chocho" con su nieto, a quien describe como un "muchachito excepcional", "muy bueno" y "callado". "Cada vez que puede, viene y se reúne con todos. Visita a sus amigos y disfruta de comer los ñoquis de su madre", cuenta. Y por más que a Lorenzo la distancia le pese, está feliz porque Álvaro se fue a hacer "lo que quería y soñó".

Hinchas de los gurises
Doña Perla (Cavani)

Su abuelo siempre soñó con volver a su tierra, Sicilia, que tanto añoró; pienso que Edinson le está haciendo un homenaje a su abuelo al triunfar en Italia.

Lorenzo Fernández

"Yo a Álvaro le pedía que me ayudara en el bar, pero lo tenía que ir a buscar afuera. Se pasaba jugando a la pelota. Ahora estoy al tanto de todo y sufro cuando se juegan los partidos. Estoy al tanto de todo".

Pichona (Nico Lodeiro)

"Por momentos se siente nostalgia, pensar que está tan lejos... pero a la vez estoy contenta porque sé que está haciendo lo que siempre quiso. Es una felicidad inmensa que tan jovencito esté disputando un Mundial".

Chiquichi (Loco Abreu)

No se pierde ningún programa del Mundial, mira hasta las 2 de la mañana porque "siempre en algún canal" aparece Sebastián, cuenta en Minas.

Lila y Atasildo (Suárez)

"Como regalo para los abuelos que le haga un gol a México y ya está", dicen en Salto los abuelos del 9, y aseguran que "cuando venga, los vamos a esperar con un buen asado".

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