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lunes, 23 de noviembre de 2009

¿cambio,progreso,mujica? JOSE JAVIER GALARZA extraido el 22/11

Si el senador Mujica resulta electo, cambiará la izquierda uruguaya, y si cambia la izquierda, cambia el país.

Analicemos el cambio y su ausencia en la izquierda uruguaya, específicamente en su organización política, el Frente Amplio y veremos que hay dos etapas bien marcadas, el Frente Amplio como oposición y como gobierno:

Cuando se reestablece la democracia en 1985, la izquierda se reorganiza y su factor de unión son las ideas de la década del 60. Par lograr la unión lo mejor es no atacar el dogma. Así se transforma en una agrupación monolítica y profundamente conservadora que mientras se encuentra en la oposición resiste todo cambio y modernización.

El FA no cambia por eventos externos. La caída del muro de Berlín, de la Unión Soviética y de los regímenes políticos de los países satélites no afectaron al Partido Comunista Uruguayo, que hoy es una de las principales fuerzas políticas del país. La Revolución Cubana se cae a pedazos (Mujica dixit), los sandinistas en vez de hacer la revolución socialista, repartieron entre sus dirigentes las casas y villas de los ricos, el Sendero Luminoso se ha apagado, y las FARC que intentaron reciclarse al narco terrorismo se encuentran desgastadas y desacreditadas. Sin embargo, los Tupamaros son hoy la agrupación política con más votos del país. El general Seregni comprendió que con esta mentalidad retrógrada no se podía aspirar a gobernar un país que quiere ser moderno. Por su postura es obligado a renunciar a la presidencia del FA y crea el Centro de Estudios Estratégicos 1815 desde donde intentó renovar intelectualmente al FA, pero no dejó de ser una actividad académica sin influencia práctica y finalmente debió cerrarlo. Ahora muerto y convenientemente callado, Seregni es ingresado al santoral de la izquierda y se le pone su nombre a una hermosa plaza.

Así se mantiene el FA ideológicamente anquilosado y militantemente activo hasta que accede al gobierno con el Dr. Vázquez. Y desde el gobierno no sólo cambia, sino que cambia para mejor. Algunos ejemplos:

a) Reconocen la importancia de la disciplina fiscal, el equilibrio macroeconómico y el control de la inflación. De esta manera, luego de la crisis del gobierno del Dr. Batlle (cuya recuperación ya había comenzado al final de su mandato), alcanza un excelente crecimiento económico, mejora los salarios y disminuye el desempleo.

b) Aceptan e incentiva la inversión extranjera. ¿Se acuerdan que los inversoras venían a robarnos nuestras riquezas y nos dejaban más pobres aún? Se comprende finalmente que para crecer se debe invertir, y el capital es ahorro acumulado. Es mejor traer a trabajar el ahorro de sociedades más ricas, que intentar crecer en base al ahorro interno, sacrificando el consumo.

c) Aceptan las Universidades Privadas y no las ve como el enemigo (visión todavía prevalente en la UDELAR) sino como socios para el desarrollo culturald) Se rinden ante la evidencia de que el estado administra mal. Se privatiza o se avanza en las privatizaciones del puerto, el aeropuerto, las comunicaciones, etc. Se terceriza en los casinos, los hospitales y seguramente otros servicios de mejor fama.

e) Comienzan a comprender que para producir no alcanza solamente con tierra, capital y trabajo. Vislumbra la existencia de una especie no previamente identificada, el empresario, y particularmente, el empresario innovador.

f) Comprenden que los intereses de las corporaciones, como los gremios o las cámaras empresariales, no siempre coinciden con los intereses de la sociedad.

g) Se convencen que los problemas de la enseñanza no se solucionan simplemente aumentando el presupuesto.

h) Perciben que como el comunismo aún no llegó, la mayoría de la población espera que la policía proteja su propiedad privada, y no les gusta ser robados o asaltados.

i) Los más esclarecidos comienzan a preguntarse si la autoridad y la disciplina son siempre antivalores o en algún caso resultan necesarias.

Es decir que cuando la izquierda gobierna, debe hacer las cosas que hacen que los gobiernos funcionan. Y por eso es que tiene la posibilidad de seguir gobernando un próximo período.

Si el senador Mujica es electo como el próximo presidente del Uruguay, estos cambios pueden consolidarse y profundizarse.
Es cierto que existe una visión diferente, que piensa que el senador Mujica es más de izquierda y más radical que el gobierno actual. De acuerdo a esta visión, el Dr Vázquez simplemente puso en marcha un programa de izquierda moderada, un tanto aburguesada y de corbata, pero la profundización del programa de izquierda corresponderá al gobierno de Mujica. Haremos una reforma agraria, nacionalizaremos las empresas estratégicas y la banca, nos aliaremos al nuevo socialismo del siglo XXI, con Chávez a la cabeza y intentaremos copiar los éxitos de la revolución cubana.

Es posible que así sea el gobierno del señor Mujica, pero no me parece probable. Primero porque el señor Mujica tiene sus propias ideas, y piensa con cabeza propia. No está afiliado a la ortodoxia comunista, ni es un admirador incondicional del régimen cubano. Si queremos entender cómo piensa, una manera de comenzar en con Pepe Coloquios. Veremos que es un tanto desordenado, y contradictorio, y tal vez no muy profundo, pero si somos honestos, no podremos dejar de ver que es original y no cree en los cuentos de hadas tradicionales de la izquierda ni ningún otro, salvo los de los Kung, que son inofensivos.

Pero lo más importante, es que el senador Mujica tiene credibilidad en un sector de la población que no cree en nadie más. Si hay alguien capaz de convencer a estos uruguayos que le educación es un desastre y que hay que cambiarla, pero para aprender se requiere también del esfuerzo de los estudiantes; que el mundo comercial es duro y competitivo, pero si producimos lo que el mundo requiere, con buena calidad y precio nos irá muy bien; y tantas otras cosas que serían muy fáciles de comprender si los uruguayos dejaran de reaccionar ante las cosas como adolescentes y comenzaran a actuar como adultos responsables, es el señor Mujica. El senador Mujica ama su libertad personal, y ha dado pruebas abundantes de ello. Si comprende que muchos uruguayos también amamos nuestra libertad, se avecinan buenos tiempos.

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