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sábado, 10 de marzo de 2012

昨日のように思える( parece que fue ayer)


Un año después de la catástrofe nuclear de Fukushima (Japón) la Unión Europea sigue dividida sobre el futuro y la seguridad de la controvertida energía nuclear de la que muchos países se niegan a prescindir por motivos principalmente económicos.
Mientras Alemania e Italia se apresuraron tras el accidente a virar hacia fuentes de energía menos peligrosas, un gesto que fue interpretado por muchos en clave meramente política, otros como Francia y España se aferran a su tradición nuclear.
El Gobierno alemán de Angela Merkel decidió adelantar el apagón nuclear al año 2022, con lo que se retractó de una ley aprobada por ese mismo ejecutivo apenas unos meses antes para prorrogar la vida de los 17 reactores nucleares germanos hasta 2036.
Italia aprobó una moratoria sobre sus planes de volver a producir energía nuclear, suspendida por referéndum popular tras Chernóbil.
En el otro extremo se encuentra Francia, país líder en energía nuclear en Europa (con sus 58 reactores) que en el último Consejo de Energía defendió a capa y espada el uso de la energía nuclear.
Polonia sigue esta estela y, pese a Fukushima, sigue adelante con su propósito de poner en marcha la primera planta de energía nuclear del país en el año 2020.
España ha pasado en este año de la prudencia y cierta oposición del anterior Gobierno socialista a la apuesta por lo nuclear que el ejecutivo liderado por Mariano Rajoy ha mantenido con la confirmación de que la central de Garoña (Burgos) podrá operar cinco años más, hasta 2018, y la decisión de establecer el Almacén Temporal Centralizado para residuos nucleares en Villar de Cañas (Cuenca) tras ocho años de polémica.
En total y pese a la alarma que desató Fukushima, todavía son 14 los países europeos que mantienen nucleares en su territorio.
Los defensores acérrimos de la energía nuclear como el Foro Atómico Europeo (Foratom), con sede en Bruselas, insisten reiteradamente en las bondades de esta energía, cuyas emisiones de dióxido de carbono son casi inexistentes, así como en sus beneficios económicos y en el grado de seguridad que se ha logrado para el almacenaje de sus residuos.
Precisamente la seguridad es una de las cuestiones que más preocupan a organizaciones ecologistas como Greenpeace, que aseguran que centrales tan obsoletas como Santa María de Garoña (Burgos, España) no sobrevivirían a un ataque terrorista o una tormenta devastadora.
Estas organizaciones dudan también de la credibilidad de las llamadas "pruebas de resistencia" con las que la UE intentó tranquilizar la conciencia ciudadana tras Fukushima, que inevitablemente reavivó el amargo recuerdo del desastre de 1986 en Chernóbil (Ucrania).
El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, llegó a decir entonces que la situación nuclear en Japón era "apocalíptica" y "catastrófica", unas declaraciones que le costaron no pocas críticas dentro y fuera de la esfera comunitaria.
Las pruebas de Bruselas se centraron en evaluar la seguridad de los 143 reactores atómicos que hay en activo en la Unión Europea, 8 de ellos en España, pero sus primeros resultados han sido duramente criticados por los ecologistas.
Raül Romeva, vicepresidente del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo, opinó esta semana que las pruebas "se engloban en parte en la estrategia para asegurar que la industria nuclear continúe con su negocio", mientras Rebecca Harmns, copresidenta de esta formación, los calificó de "coartada".
Ante las críticas, Oettinger defendió este martes que las pruebas de resistencia son "estrictas, objetivas y sólidas".
Los resultados finales deben estar listos para la cumbre de líderes europeos del 28 y 29 de junio y cubrirán todos los escenarios de riesgos, aseguraron fuentes comunitarias que no quisieron ofrecer más detalles de la información recopilada hasta el momento.
Las centrales que no cumplan con los requisitos exigidos a lo largo de este año de análisis se verán forzadas a cerrar, un escenario que a juicio de estas fuentes es poco probable que sea llevado a la práctica.
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, celebró hoy que se haya producido un debate mundial sobre la seguridad y el futuro de la energía nuclear a raíz de la catástrofe de Fukushima, y deseó que permita tomar decisiones "más informadas" al respecto y sensibilizar a los ciudadanos europeos sobre la energía nuclear.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, por su parte, reiteraron este viernes, en nombre de la UE, sus más profundas condolencias a las familias de las víctimas, y expresaron su admiración por la fuerza que ha demostrado el pueblo japonés frente a la adversidad. 

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