La singular confesión de la compañía multinacional se produjo en el marco de una demanda realizada en Estados Unidos, donde la empresa se vio obligada a escoger entre dos males.
El problema comenzó en 2009, cuando Ronald Ball, de 52 años, compró una lata del refresco Mountain Dew en una máquina expendedora en el Estado de Wisconsin. Según consigna el periódico The Independent, la bebida le cayó mal de inmediato, produciéndole vómitos. Tras examinar el recipiente, descubrió que dentro había un ratón muerto.
Ball inició acciones legales contra Pepsi, compañía fabricante de Mountain Dew, exigiendo una indemnización de 50.000 dólares. Para "parar el golpe", la firma contrató al cirujano veterinario Lawrence McGill, encomendándole la realización de una autopsia al animal muerto. Tras hacer su trabajo, McGill afirmó ante el juez que el ratón no se descompuso lo suficiente como para haber pasado mucho tiempo dentro de una lata de Mountain Dew, una bebida asociada a los deportes extremos que se comercializó brevemente en nuestro país a mediados de la década de 1980.
Tomando nota de la alta acidez de la bebida, el veterinario sostuvo que después de 30 días, el roedor tendría que estar "desintegrado" y haberse convertido en una "sustancia gelatinosa", consigna el periódico español La Vanguardia.
Al parecer, la empresa fabricante decidió que era preferible reconocer la elevada acidez de su producto, y no que en una de sus latas se había colado un roedor.
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