lunes, 8 de noviembre de 2010
cambio de tuercas
Juan Castillo le transmitió el miércoles al Comité Ejecutivo del Partido Comunista del Uruguay (PCU) que no continuará con las responsabilidades partidarias que desempeña desde 1989 y que prefiere dedicarse exclusivamente al movimiento sindical. Sin embargo, la ex ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, espera que revise esa decisión y lo propone para que ocupe la secretaría general. Para eso debería competir con la continuidad del actual secretario, Eduardo Lorier, para muchos comunistas la opción más probable. “Estoy dispuesto a continuar militando donde el resto de los camaradas entiendan que corresponde”, respondió Lorier.
El más Prato
La correlación de fuerzas en el Comité Departamental de Montevideo del Partido Socialista (PS) tuvo un giro radical. Los candidatos de la plancha del ala “ortodoxa o garganista” se impusieron por amplia mayoría sobre la impulsada por la corriente “renovadora”, cuyo principal referente es el secretario general del PS, Eduardo Lalo Fernández.
De acuerdo a los números que se manejaban anoche, los garganistas tendrán 32 de los 37 cargos en el Comité Departamental, que una vez constituido nombrará al nuevo secretario político, una responsabilidad que actualmente desempeña el diputado montevideano Gustavo Bernini. También se habrían quedado con los cincos cargos en la comisión electoral. Después de la última elección de autoridades en Montevideo, el “lalismo” contaba con 19 representantes en el Comité Departamental y las corrientes ortodoxas tenían los 18 restantes. La designación de Bernini respondió a la correlación que surgió de ese resultado, y ahora, seguramente, será reemplazado por alguien de la corriente triunfadora. El secretario general de la Intendencia de Montevideo, Ricardo Prato, del ala garganista, fue el candidato más votado, con 249 adhesiones, y todavía no estaba definido si los cuatro diputados capitalinos del PS (Bernini, Daisy Tourné, Julio Bango y María Elena Laurnaga, postulados en la plancha renovadora) habían ingresado a cargos de titulares en el Comité Departamental.
Este fin de semana sesionó el Comité Central del PCU. Allí Lorier presentó un informe político sobre la situación internacional, regional y nacional. “Apostamos a las detracciones para productos como la soja, la carne y la leche, diferenciando entre pequeños y grandes productores, y sin llegar a los niveles de Argentina. A los más grandes no los queremos echar, pero sí queremos que compartan más las ganancias que han obtenido estos años”, argumentó el vocero del PCU.
El Comité Central aprobó una nómina de candidatos para que vote el Congreso del 5 y 6 de diciembre. A partir de esos resultados, la nueva dirección tendrá un panorama más claro de quién cuenta con más chances para ocupar la secretaría general. En la última instancia congresal los dos candidatos más votados fueron Castillo y Lorier.
Aunque ha tenido pronunciamientos favorables, el sindicalista portuario le transmitió el miércoles al Comité Ejecutivo que no tenía intenciones de continuar en ese ámbito de dirección, y que ni siquiera estaba dispuesto a integrar la nómina del Comité Central entrante que se presentará ante el Congreso. “Quiero dedicarme de lleno al movimiento sindical. Ya no puedo compartir ambas cosas y quiero establecer prioridades”, explicó a la diaria. Castillo integra el Ejecutivo y el Central del PCU desde 1989.
A pesar de eso, la ex ministra Arismendi está dispuesta a insistir. “Fue el candidato que voté en 2006 y lo volvería a hacer con mucho gusto. Sería fantástico que él sea el nuevo secretario general del partido”, dijo anoche a este medio.
Aunque Castillo no integre la plancha elaborada por el Comité Central, recordó Arismendi, todavía puede ser postulado por las agrupaciones barriales y las seccionales ante el Congreso. Arismendi define a Castillo como un “obrero calificado, estudioso y que conoce cómo funciona el FA”. Y envió otros mensajes para el PCU. “No podemos olvidar que somos gobierno y parte de la fuerza política. Es un punto esencial a entender y es una responsabilidad. No se trata de decir a todo que sí para no discrepar, y tampoco decir a todo que no para demostrar que somos independientes”, concluyó.
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