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viernes, 17 de septiembre de 2010

entre tu y yo

Los mineros atrapados en la mina de Copiapó, norte de Chile, quizá puedan ser rescatados a fines de septiembre o comienzos de octubre con la máquina RIG 422 de exploración petrolera, cuya torre de 45 metros de alto fue levantada hoy. Horas después llegó un equipo electrógeno procedente de Bolivia, en medio de fuertes aplausos.

"Hubo una reunión hace poco y, con la máquina petrolera, estamos esperanzados en que a fines de mes o los primeros días de octubre los niños estén afuera", declaró a ANSA Cristina Núñez, esposa del minero Claudio Yáñez.

La información la recibieron del ministro de Minería, Laurence Golborne. "El sabe que la máquina hace 100 metros diarios, quizás al principio haga 30 a 40 metros diarios", observó.

En el campamento Esperanza, a 5 grados de temperatura en la noche y 30 grados de día, las fuerzas no decaen. En pleno desierto de Atacama, el más seco del mundo, sólo se ven cerros de arena y piedra, y una enorme cantidad de banderas en recuerdo de los mineros y por las fiestas patrias. En carpas pequeñas, las familias ven pasar las horas siempre atentas al funcionamiento de las máquinas -Strata 960 y T130- a la que se sumará el fin de semana la RIG421.

"Nosotros hacemos guardia hasta las 4 y 5 de la madrugada, estamos siempre vigilantes", relató la mujer de 26 años, que aguarda a su esposo junto a sus dos hijas.

"Enterrados quizás, vencidos jamás", dice un gran letrero a la entrada del campamento, y más atrás otro: "Vamos carajo, un montón de tierra y piedras NO pueden con este puñado de atacameños. Fuerza y corazón de mineros".

Las municipalidades de Copiapó y Caldera se alternan para atender en otra carpa, para entregar comida caliente, jugo y agua mineral. Artistas y grupos corales intentan acortar la jornada de estos días tan largos.

Junto al altar de la Virgen del Bicentenario que fue llevado esta semana a Copiapó, se lee: "Recuerda minero la promesa que hiciste a tu familia que volverías. Vemos que falta poco. Dios y su familia los ama. Fuerza papito".

Claudia Yáñez relató que en el campamento "pasamos frío, pero no queremos movernos de acá. Nosotros velamos por ellos y estamos pendientes cuando trabaja la máquina. Todos vigilamos y a las 4 y 5 de la mañana, cuando vemos que están trabajando normalmente, nos vamos a acostar".

Ella no piensa en qué hará cuando su marido salga a superficie. "Sería una alegría muy grande, no lo he soñado ni me he preguntado qué voy a hacer en ese momento, sólo espero".

Luis Segovia, buzo, relató a ANSA que su hermano Darío Segovia "se encuentra bien, está con mejor ánimo, ha superado los momentos cuando se paran las máquinas. Yo sé lo que es trabajar en minas porque mi papá nos llevó desde chicos".

Ante los festejos del 18 de septiembre, dijo: "no queremos que nunca más haga uno igual, ha sido algo malo".

Para esta fecha, la familia se reunía para compartir la celebración. "Por eso yo preferí pasar el 18 acá, para poder compartir con él, mandarle sus cartitas, que él las reciba todos los días y no sienta que su familia lo abandonó".

Elizabet Segovia, también hermana de un trabajador, siente tristeza al pensar en el 18 de septiembre, aniversario de la independencia. "Ellos están abajo, nosotros estamos arriba, vamos a cantar la canción nacional porque somos chilenos y por el bicentenario. Nadie tiene ánimo, al menos acá en la mina, de reir", dijo a ANSA.

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