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viernes, 5 de marzo de 2010

paaaaaaaaaaaaaaahhh, pura bulla

Cuando la bancada de los partidos tradicionales presentó en el Senado una declaración de condena a Cuba por el asesinato por omisión de un disidente encarcelado, torturado, y mal atendido por reclamar el trato de un preso de conciencia, el único que defendió al castrismo fue el comunista Lorier.

Era lógico, pero el Senador que soñó con ser Ministro y tuvo que conformarse con su banca -que no es poco premio- protestó porque "blancos y colorados se llevan lo que vinieron a buscar, una negativa del Frente", que tiene 16 votos en la Cámara.

"Así no nos podemos relacionar. Buscan dividir a la bancada de gobierno". Era como decir para qué proponen cosas que no van a lograr, si total ellos son más.

Daba para que la oposición se fuera, pero el ex presidente Lacalle replicó "No entendieron nada". Entonces, su correligionario Jorge Larrañaga le dio el consejo adecuado, sugiriéndole "que le contestaran otros". Y tuvo razón. No hay que gastar pólvora en chimango.

Michelini es un personaje de segundo orden que está purgando su penitencia por haber comparado, cuando la interna frenteamplista, a Mujica con un "fitito" y a Astori "con una Ferrari".

Se hizo el vivo, y está pagando su ingenio, porque la tortuga le ganó a la liebre.

Hay que saber administrar las energías, esa fue la gran virtud del consejo de Larrañaga. Esperemos que esta grosería no sea un mal augurio del tratamiento que el gobierno le dé a la oposición allí donde ésta coparticipe.

El problema es exclusivamente de un Senador que no presta otro aporte a la patria que un apellido políticamente importante, ignorado por todos sus compañeros, y para peor, amargado.

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