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viernes, 15 de enero de 2010

un castigo horrible


Miles de personas vagaban ayer sin rumbo en las calles de Puerto Príncipe buscando ayuda, mientras los socorristas trabajaban contra reloj intentado encontrar sobrevivientes y la llegada de colaboración internacional saturaba el aeropuerto.

En medio del caos y el olor a putrefacción, la crispación iba en aumento por la lenta llegada de la ayuda y la falta de coordinación. En las últimas horas el temor a las enfermedades, además de la falta de agua y alimentos, agravaba la situación en una ciudad en donde los cuerpos siguen alineados por las calles esperando sepultura, dos días después del terremoto que la redujo a ruinas.

En muchos edificios derrumbados, vecinos y voluntarios usaban mazos y sus propias manos para tratar de encontrar sobrevivientes entre los escombros, sin ninguna presencia oficial. Los sobrevivientes llevaban a heridos a los hospitales en carretillas de mano y camillas improvisadas. En las calles, sobrevivientes acampaban en medio de montones de bienes rescatados, incluyendo comida sacada de entre los escombros. "Esto es mucho peor que un huracán", dijo Jimitre Coquillon, un asistente médico que trabaja en un centro improvisado de ayuda en el estacionamiento de un hotel. "No hay agua, no hay nada. La gente se va a morir de sed".

El bullicio de las calles se ve a veces interrumpido por disparos. La falta de agua y comida está llevando a los haitianos al extremo y los saqueos ya son abundantes.

Los cuerpos están por todas partes en Puerto Príncipe: cadáveres de niños junto a las escuelas desplomadas y mujeres en calles llenas de escombros con expresiones aturdidas congeladas en sus rostros. Algunas personas arrastran a los muertos, cubiertos de polvo, tratando de llegar a un depósito de cadáveres para poder dejarlos.

A una morgue improvisada frente a un hospital acudían decenas de personas en busca de familiares. Era un macabro mar de centenares de cuerpos, apenas a unos metros de donde los heridos esperaban asistencia.

Fuentes oficiales haitianas indicaron que más de 100.000 personas murieron a causa del sismo que asoló el país el martes y que afectó a más de tres millones de personas según cálculos de la Cruz Roja, que en cambio estimó que los muertos oscilan entre 45.000 y 50.000.

La organización mundial Save de Children, basada en Gran Bretaña, advirtió que hasta dos millones de niños pueden estar en riesgo tras el devastador terremoto de magnitud 7.0 que golpeó la ciudad cuando los pequeños estaban en las escuelas.

AYUDA. Médicos y perros de búsqueda, tropas y equipos de rescate llegaron ayer en decenas de vuelos a esta devastada tierra plagada de muertos y moribundos, encontrando congestionamientos por todas partes, empezando en el aeropuerto principal, sin torre de control y con poco espacio de descarga y combustible para los aviones. Socorristas procedentes de China, EE.UU. o Francia desembarcaron en masa con toneladas de material de ayuda, saturando el aeropuerto cuando más se necesita de la ayuda.

"Vamos a enfrentarnos a un desafío logístico importante", indicó desde Ginebra la portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Elisabeth Byrs. "De momento, los aviones aterrizan a ojo, es muy fastidioso y es un auténtico problema", explicó la portavoz, poco antes que se anunciara la saturación del espacio aéreo haitiano.

Las entregas por mar eran imposibles de desembarcar en Puerto Príncipe, a causa del daño en el puerto, dijo el Programa Mundial de Alimentos.

La Organización Mundial de la Salud dijo que los fuertes daños sufridos por al menos ocho hospitales en Puerto Príncipe están retrasando la capacidad de los médicos para atender a miles de heridos. Varios hospitales del área se derrumbaron por el terremoto, pero la organización Médicos Sin Fronteras halló un par en buenas condiciones y está atendiendo a cuantas víctimas puede.

La ayuda procedente de todo el mundo y necesitada con urgencia en Haití fluía lentamente por la nación caribeña, pero había cuellos de botella, como problemas de logística y un vacío de liderazgo que dejaron a los rescatistas solos para salvar a los sobrevivientes atrapados y heridos, así como para entregar los suministros.

El ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, definió un plan de emergencia para atender los cinco problemas más graves detectados por las fuerzas brasileñas en Haití: inhumación de muertos, socorro médico de heridos, remoción de destrozos, refuerzo de seguridad en las operaciones y distribución de ayuda, en especial agua y comida.

El incipiente flujo de rescatistas tuvo ya uno de sus primeros resultados y un equipo de búsqueda rescató vivo a Tarmo Joveer, un empleado de seguridad de ONU, de entre los escombros de la oficina principal de la organización en la capital haitiana, donde todavía hay unos 100 empleados atrapados.

El mundo acude al rescate
WASHINGTON | La ayuda que está empezando a llegar de forma masiva a Haití se encuentra con un palacio de gobierno destrozado, una misión de Naciones Unidas devastada y las comunicaciones interrumpidas, por lo que es imprescindible la coordinación, según expertos.

El Fondo Monetario Inter-nacional anunció que dará US$ 100 millones, que se sumarán a una subvención por el mismo monto anunciada por el Banco Mundial. Naciones Unidas envía US$ 10 millones.

Estados Unidos anunció el envío de US$ 100 millones a Haití. Canadá, Gran Bretaña, Australia, Holanda y España también donarán dinero, además de Noruega, Japón, Dinamarca, Finlandia, Corea del Sur, Alemania, India, China, Suecia y otras naciones.

Por otra parte, diversos países y organizaciones anunciaron el envío de personal especializado, médicos y socorristas. El arribo de camas para enfermos, bolsas para cubrir cadáveres, barcos con unidades quirúrgicas y aviones con equipos médicos son esperados.

También llegará en breve maquinaria pesada para el movimiento de tierra, equipos para construir una nueva base de la ONU, bases potabilizadoras de agua, y ayuda para reparar la red de telefonía. AP

Grandes riesgos sanitarios
Tras el sismo, la situación sanitaria será el siguiente peligro en Haití.

Las tareas más urgentes son extraer a los sobrevivientes de los escombros y dar atención médica a los heridos. Inmediatamente después, la prioridad es dar albergue y alimento a las personas.

Las heridas más comunes que los médicos deben atender después de un terremoto son el síndrome de aplastamiento -compresión de la masa muscular bajo el peso de los escombros, lo que puede provocar insuficiencia renal aguda porque trabaja de modo excesivo el riñón-, los politraumatismos y las fracturas.

Después de una catástrofe natural, los cadáveres no transmiten enfermedades. Lo que crea epidemias es el agrupamiento de la población.

Las enfermedades que pueden desencadenarse ahora son las diarreas, disentería, paludismo, cólera, tuberculosis e infecciones respiratorias severas.

Carecer de techo puede ampliar los problemas de salud y el frío puede ocasionar neumonías. La privación de alimentos hace que las personas sean aún más sensibles a las infecciones.

Los niños son la población más frágil, sobre todo los de menos de cinco años.

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