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domingo, 6 de diciembre de 2009

el aroma del desanparado


El senador y líder de Alianza Nacional se reservó la autocrítica de la campaña para los ámbitos internos, pero igual admite que los blancos no supieron sintonizar "debidamente el sentimiento y reclamo de la gente". Larrañaga dice que, respetando la institucionalidad partidaria, dialogará con el gobierno electo más allá de las negociaciones que haga Lacalle como presidente del Directorio. También seguirá "luchando" por la renovación partidaria. En cuanto a la participación de los blancos en el futuro gobierno, Larrañaga está abierto a analizar todas las instancias, incluso la integración del gabinete si hay acuerdos en llevar adelante políticas de Estado.

Daniel Isgleas

-¿Cómo se explica los nueve puntos de ventaja de Mujica en el balotaje? No debo explicar el resultado, sino que tienen que hacerlo los analistas. Pero seguramente hay varias causas. Sin hablarlo en la interna del partido tampoco quiero hablarlo públicamente. Pero digo sí que la diferencia fue abultada entre las dos fórmulas.

-Aunque no sea tiempo de pasar facturas internas, ¿qué balance hace de la campaña nacionalista?

-Estoy tranquilo por el gran esfuerzo que hice, desde la noche de la elección interna. Desde entonces, con Lacalle hicimos un esfuerzo pero no se reflejó en el resultado. Seguramente hubo errores pero no los voy a describir públicamente sin antes hacer una autocrítica interna.

-¿Entonces va a haber una instancia formal donde hacer la autocrítica?

-Seguramente sí, pero no hay que salir corriendo a hacerla. Hay que tener madurez, equilibrio y responsabilidad frente a esta instancia para preservar al partido con vistas al futuro.

-Muchos dicen que usted debió jugar hacia el centro. ¿Qué piensa al respecto? ¿Por qué no lo hizo y fue el principal ariete contra la figura de Mujica?

-Esas son lecturas parciales. ¿Qué se debió hacer o qué no? Eso es parte del análisis de la estrategia y no voy a cometer la deslealtad con el candidato de hacerlo de forma pública. Estaba visto que según quién triunfara en la interna de cada partido eso iba a tener una enorme gravitación en el resultado electoral. Esto es algo objetivo, no estoy haciendo una calificación.

-Hubo análisis en las propias filas blancas de que no se interpretó la magnitud de los cambios en la sociedad uruguaya, al punto de que las vulnerabilidades de Mujica no pesaron. ¿En qué medida comparte este punto de vista?

-Lamentablemente se ha impulsado una cultura del pobrismo. El Frente Amplio lo practicó y nosotros no tuvimos una buena lectura social, cultural y económica de lo que viene pasando en el país. Esto abarca a la dirigencia del Partido Nacional y yo asumo eso. La conclusión es que quizás no sintonizamos debidamente el sentimiento y reclamo de la gente. Esto tiene connotaciones claras: el país cambió, esa cultura del pobrismo que han desarrollado otros países de América Latina es un nuevo aliado de los partidos de izquierda. Quien representa una mejor defensa de la pobreza termina obteniendo los resultados. Pero no hay una sola explicación de por qué el país termina con José Mujica como presidente.

-En su discurso de la noche del domingo, Lacalle tuvo palabras de elogio y agradecimiento hacia usted, pero el mensaje es que él seguirá siendo la contraparte blanca ante el gobierno electo. Incluso a la reunión del viernes fue sin usted. ¿Qué papel va a tener como líder de uno de lo dos sectores principales del Partido Nacional?

-Yo defiendo la institucionalidad partidaria, que pasa por el Directorio. Esto no significa que como sector, como Alianza Nacional, no tengamos diálogo con quien queramos en el sistema político. Respetando la institucionalidad tendremos diálogo con el presidente electo. Aportaremos unidad, firmeza, coherencia, renovación e ideas al partido. Quiero que Uruguay retome la senda de los acuerdos programáticos de febrero de 2005 que quedaron por el camino por decisión de la administración Vázquez.

-¿Cuánta autonomía va a tener usted y Alianza en el escenario actual y futuro?

-La autonomía que reivindicamos, respetando la institucionalidad partidaria y el diálogo formal. Vamos a dialogar con el presidente electo. Eso no nos lo quita nadie.

-Usted fue, en el arranque de esta campaña, la expresión de la renovación de los liderazgos partidarios. La interna marcó otra cosa. ¿Cómo ve esa renovación? ¿Es posible ahora?

-La renovación es permanente. Yo renové al partido en 2004 y tuve un resultado electoral muy positivo con 35% del electorado. Pero esto no significa ningún juicio sobre el resultado de 2009 (con Lacalle como candidato, el Partido Nacional obtuvo 29%). Vamos a seguir luchando por la renovación de contenido wilsonista, con construcción de futuro y expresión de modernidad, y una inserción partidaria en el tejido social. Ese papel lo vamos a cumplir con fuerza-¿Hay dirigentes de Alianza que están proclives a acuerdos con el Frente?

-La participación en las empresas públicas es un derecho de la oposición y una facultad del gobierno. Está en la Constitución. Eso le sirve a la democracia en las actuales circunstancias porque con la acumulación de poder que tiene este gobierno necesita controles.

-En el caso de Alianza Nacional, ¿se podría aceptar integrar el gabinete?

-No descartamos ni rechazamos ninguna instancia. En principio estamos dispuestos a analizar todos los niveles de participación que se puedan dar. Queremos políticas de Estado en seguridad, educación, política exterior, desarrollo nacional, energía, cambio climático, etc. Y la pasta base. Ese flagelo impacta en los jóvenes y la sociedad y en eso no debe haber dificultades para ponernos de acuerdo.

-¿Cuántos representantes de la oposición debe haber, para usted, en el BROU, el BCU y la Administración Nacional de Educación Pública?

-Son organismos muy importantes. Queremos que haya acuerdo con el presidente electo para postergar la entrada en vigencia de la ley de Educación porque resultó un mal producto del Poder Legislativo. Tiene el respaldo de un solo partido. En esto debe haber política de Estado. En esos organismos el gobierno debería tener un control adicional: de cinco integrantes, tres debían ser para el gobierno y dos para la oposición. El Partido Nacional se compromete a no trancar nunca las inversiones para el país.

-Si los blancos integran directorios de los entes autónomos, ¿lo harán en base a consensos políticos de gestión o solamente como opositores que controlan?

-La función es de contralor, sin dudas, pero sin excluir la posibilidad de que haya entendimientos. Se puede estar en los entes sin acuerdos políticos, pero también con madurez para alcanzar acuerdos que le sirvan a la sociedad.

El País Digital

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