jueves, 10 de marzo de 2011
SE COPA !
Y ya verás, la Copa Libertadores vamos a ganar…" Allá arriba, en las tribunas, 50.000 almas cantan, saltan y se ilusionan con un futuro venturoso, mientras allá abajo, en la cancha, los once guerreros vestidos de amarillo y negro se abrazan compartiendo los mismos sueños que aquellos.
El Centenario es un cóctel de emociones, que explota con el pitazo final del peruano Rivera. ¿Cuánto hacía que Peñarol no vivía una jornada como esta? El equipo de Diego Aguirre acaba de ganar una nueva -y dura- batalla por la Libertadores y nadie se quiere ir del mítico Estadio; todos quieren que la fiesta dure para siempre.
Peñarol venció a Liga de Quito porque supo ser paciente en su búsqueda del gol y cuando lo consiguió, encontró la fórmula para sostener la exigua pero decisiva ventaja. De esta forma, ya sumó seis de los 10 puntos que tiene como meta para pasar de ronda.
El arranque de Peñarol fue el esperado: al minuto Urretaviscaya activó su velocidad supersónica y dejó a medio cuadro visitante parado; después cedió el balón a Olivera, quien "picó" la pelota en forma débil y anunciada.
A Liga le costó salir del fondo en el inicio, tanto como a Peñarol le costó lanzar un centro peligroso al área, porque cuando desequilibró en velocidad, falló en el último pase. Y cuando acertó en el último pase, falló en la definición.
El equipo de Aguirre intentó volcar el juego hacia las puntas, sobre todo hacia la derecha, pero las jugadas más peligrosas se registraron por el centro. Urretaviscaya tuvo una inmejorable cuando Pacheco lo dejó de cara al gol. Sólo debía acertarle al arco, pero su remate se perdió afuera. Iban 34 minutos.
En el complemento, Peñarol no repitió la presión del inicio y esto hizo que el partido se jugara lejos de las áreas. Incluso la situación más clara fue visitante: a los 9', Barcos le ganó una pelota imposible a González y, con poco ángulo, su remate se fue arañando el horizontal. Tres vueltas del segundero más tarde, llegó el alivio para todo el Centenario. En el peor momento aurinegro, Pacheco lanzó un córner pasado y Luis Aguiar entró por detrás de todos para conectar un zurdazo que pasó entre mil piernas y terminó en la red.
Fue un desahogo. Después llegó el tiempo de defender bien -con un Valdez soberbio- y cerrarle los caminos a Liga, que se adelantó en el terreno pero sólo generó un remate de gol: el lejano de De la Cruz que despejó Sosa. La otra parte del libreto, la de aprovechar los espacios dejados por el visitante para lastimar de contraataque, no salió, por lo que hubo que esperar hasta el final para cantar victoria. Peñarol ganó un partido clave y se perfila para seguir su camino en la Libertadores.
LA FIESTA AMARILLA Y NEGRA
Hacía siete años que Peñarol no vivía una jornada de fase de grupos de Copa Libertadores en el Centenario. Y sus hinchas, como no podía ser de otra forma, atiborraron el escenario y lo tiñeron de amarillo y negro. El último partido de similares características se había dado en la edición 2004 del evento, cuando Peñarol venció 2-0 al América de México, con dos goles de Carlos Bueno. La euforia de las 50.000 personas que hubo en las tribunas se notó en el ambiente y le dio un marco espectacular al partido de ayer.
INDIVIDUAL
S. Sosa (6): Respondió con seguridad las pocas veces que fue exigido.
M. Corujo (6): Se desplegó al ataque con acierto y precisión. Muy bien.
C. Valdez (7): Decisivo en el tramo final para contener los embates de los ecuatorianos. Les ganó toda la noche a los delanteros rivales.
A. González (5): Jugó como zaguero izquierdo y tuvo algunos problemas para contener a Barcos.
D. Rodríguez (6): Impuso toda su experiencia para defender, con éxito, el lateral zurdo.
J. Urretaviscaya (6): Desequilibró en velocidad y aunque varias veces resolvió mal, nunca pudieron pararlo.
L. Aguiar (6): Arrancó impreciso, pero después fue uno de los pilares del mediocampo. Por si fuera poco, hizo el gol de la victoria.
N. Freitas (5): Interesante despliegue para cortar juego. La amarilla que vio por protestarle al árbitro condicionó sus últimos minutos.
M. Mier (5): No tuvo una buena noche, aunque tampoco desentonó.
A. Pacheco (7): Inteligente para hacer la pausa y elegir la opción más adecuada de pase. Cuando salió, el equipo se quedó sin control de pelota.
J. Olivera (6): Es un luchador incansable en ataque. Cuando le dan la pelota bien jugada, es desequilibrante; cuando no recibe bien, corre a tapar huecos y a intentar estorbar la salida rival. Siempre rinde.
F. Estoyanoff (5): Entró enchufado y aportó su granito de arena.
A. Martinuccio (-): Ingresó sobre el final y participó de algún que otro contraataque.
E. Albín (-): Escasos minutos en el campo.
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