domingo, 5 de septiembre de 2010

r.i.p. internet

Contrarrevolución virtual. La red mundial ha unido a la gente Gobiernos reafirman soberanía y controles de seguridad Empresas de tecnología de información crean sus propios territorios digitales | Brasileños son los segundos mayores usuarios de Twitter | Contrarrevolución digital. China aplica censura por motivos ideológicos Australia bloquea los sitios de contenido ofensivo y delictivo Hay sistemas más cerrados, pero también apertura a otros alfabetos | Nueva plataforma de fabricantes de chips y celulares

LONDRES | THE ECONOMIST

Internet ha sido un gran medio para unir a las personas, empresas y redes online. Pero, hay fuerzas poderosas que amenazan con su división. Países, empresas y operadores de redes quieren separar partes de la red o usarlas de manera diferente.

Internet era un espacio amplio y abierto, una nueva frontera. Por primera vez, cualquiera podía comunicarse por vía electrónica con otra persona, de manera global y sin pagar. Cualquiera podía crear un sitio web o un comercio online, al que se podía acceder desde cualquier lugar en el mundo, utilizando una simple pieza de software llamada browser o navegador, sin pedir permiso. En efecto, el control de la información, opinión y comercio por parte de los gobiernos o de grandes empresas parecía ser algo del pasado. El elevado discurso sobre el "ciberespacio" ha cambiado desde hace tiempo. Ahora, hasta esa palabra parece obsoleta. En la actualidad, otra demasiado usada metáfora celestial se impone: la "nube" es el código para todo tipo de servicios digitales generados en galpones abarrotados de computadoras, llamados centros de datos, y distribuidos a lo largo de Internet. Sin embargo, la mayor parte de lo que se habla está referido a asuntos más terrenales: privacidad, antitrust, los problemas de Google en China, las aplicaciones a telefonía celular y tecnología de la información (TI) favorable al ambiente. Sólo el último iSomethings, de Apple, parece inspirar fervor religioso, como volvió a ocurrir hace dos semanas.

Hace quince años, después de su primera expresión como una red global y unificadora, Internet ha ingresado en su segunda fase: parece estar balcanizándose, desgarrada por tres fuerzas separadas, aunque relacionadas.

Primero, los gobiernos reafirman de manera creciente su soberanía. En tiempos recientes, varios países han exigido que sus organismos de seguridad tengan acceso a los mensajes de correo electrónico enviados desde los teléfonos inteligentes Blackberry. La semana pasada, India, que había amenazado con cortar el servicio de Blackberry al final de agosto, otorgó a RIM, el fabricante del aparato, dos meses adicionales, mientras las autoridades consideran la propuesta de la empresa para cumplir los requisitos. Pero, también dijo que va por otros proveedores de servicios de comunicación, entre los que se destacan Google y Skype.

En segundo lugar, las grandes empresas de TI construyen sus propios territorios digitales, en los que establecen las normas y el control, así como limitan las conexiones a otras partes de Internet.

En tercer lugar, a los propietarios de la red les gustaría tratar distintos tipos de tráfico de manera diferente, creando sendas más rápidas y más lentas en Internet.

Todavía es demasiado temprano para decir que Internet se ha fragmentado en varias "internets", pero existe el peligro de que pueda astillarse a lo largo de fronteras geográficas y comerciales. Así como no fue ordenado de antemano que Internet se convertiría en una red global, en la que se aplican las mismas normas a todos y en todos los lugares, no es seguro si permanecerá de esa manera, indica Kevin Werbach, profesor de la Universidad de Pennsylvania.

El propio éxito hizo surgir las fuerzas que ahora están separando a Internet. Las fisuras son más visibles a lo largo de las fronteras geográficas. Internet es demasiado importante para ser ignorada por los gobiernos, que encuentran cada vez más vías de aplicar sus leyes en el reino digital. El caso más prominente es el "gran cortafuegos" de China, cuyas autoridades usan la misma tecnología que aplican las empresas para impedir que sus empleados accedan a determinados sitios web y servicios online. Es por ello que Google, en principio, decidió censurar su servicio de búsqueda chino: no había otra manera de estar disponible a lo largo del país.

China no es el único país que erige fronteras en el ciberespacio. El gobierno de Australia tiene intención de instalar un cortafuegos para bloquear el material que muestra abusos sexuales a niños y otro contenido delictivo u ofensivo. La Iniciativa OpenNet tiene una lista de más de una docena de países que bloquean el contenido de Internet por motivos políticos, sociales y de seguridad. No necesitan tecnología que sea especialmente sagaz: los gobiernos van por las firmas online dominantes, debido a que son fáciles de frenar. En abril, Google publicó el número de pedidos que había recibido de organismos oficiales para remover contenidos o proveer información de los usuarios. Brasil encabeza las dos listas.

FRENO. No todos los pedidos o barreras tienen motivos siniestros. El caso del cortafuegos de Australia lo demuestra, aunque resulte una manera torpe de aplicar la ley. Sin embargo, sería diferente si los gobiernos comenzaran a manipular la guía de direcciones de Internet, conocida como Sistema de Nombres de Dominio (DNS, según sus sigla en inglés). Esto permite a la red buscar la computadora en la cual vive un sitio web. Si un país iniciara su propio DNS, podría controlar mejor lo que la gente puede ver. Algunos temen que eso sea precisamente lo que China haga un día.

Para confundir las cosas, el DNS ya se está dividiendo por un buen motivo. Fue diseñado para el alfabeto latino, que era aplicable sin dificultades cuando la mayoría de los usuarios de Internet provenía de Occidente. Pero, debido a que cada vez mas usuarios viven en otras partes del mundo, en octubre de 2009, la Coproración de Internet para Asignación de Nombres y Números -el cuerpo que supervisa el DNS- permitió que las denominaciones de los dominios aparecieran completamente en otras escrituras. Por ejemplo, eso facilita las cosas para personas en China, Japón o Rusia, pero señala otro paso hacia la renacionalización de Internet.

Muchos medios de comunicaciones dieron un paso más. Utilizan otra parte del sistema de direcciones de Internet, los "números de IP" que identifican a las computadoras en la red, para bloquear el acceso al contenido, si los consumidores no están en determinados países. Si una persona intenta ver un programa de televisión en Hulu, un servicio de video popular en Estados Unidos, desde Europa, tendrá el siguiente anuncio: "Lo lamentamos. En la actualidad, solo se puede acceder a nuestra videoteca dentro de Estados Unidos". De manera similar, no se pude acceder desde Estados Unidos a Spotify, un servicio de rastreo musical europeo que es popular.

ISLAS. Sin embargo, hay otro tipo de intento comercial de dividir Internet que causa más preocupación. Devotos del ciberespacio unificado, están preocupados porque el mundo online en poco tiempo empezará a parecerse a lo que fue antes de que Internet se impusiera: una colección de islas con propietario conectadas que son reminiscentes de AOL y CompuServe. Uno de ellos hasta podría ser tan dominante como Microsoft en el software de computadoras. "Nos encaminamos hacia una guerra por el control de la red", escribió Tim O`Reilly, un erudito de Internet, quien encabeza la empresa O`Reilly Media. "Al final, es más que eso: es una guerra contra la red como una plataforma interoperativa".

La tendencia hacia sistemas más cerrados es indiscutible. Esta el caso de Facebook, la red de contacto social más grande. El sitio es una plataforma de rápido crecimiento semi abierta, con más de 500 millones de usuarios registrados. Su contingente estadounidense dedica en promedio más de seis horas mensuales al sitio y menos de dos a Google. Los usuarios tienen identidades específicas para Facebook y se comunican, en mayor medida, a través de mensajes internos. La empresa tiene sus propias reglas que cubren, por ejemplo, cuáles aplicaciones de terceras personas pueden usarse y cómo se tratan los datos personales.

Apple es aún más un mundo aparte. Desde sus iPhone y iPad, se obtiene acceso a servicios online, no a través de un buscador convencional, sino mediante aplicaciones disponibles solo en el "App Store" de la empresa. La tienda tiene unas 250.000 apps pero, de cualquier manera, Apple controla las que pueden ingresar a su plataforma. Ha usado ese poder para mantener al margen a productos que no le gustan, incluyendo los que pueden ser considerados pornográficos o que pueden interferir con sus negocios, como es el caso de una aplicación para el servicio telefónico de Google. La conferencia de prensa que hizo Apple, el miércoles último, para exponer sus nuevos productos fue difundida en vivo por Internet, aunque solo pudo verse en sus aparatos propios.

Igual actitud "online" que en el mundo real
LoNdres | Una generación de activistas digitales tuvo la esperanza de que la red conectaría a grupos que están separados en el mundo real. Se suponía que Internet iba a trascender las razas, la identidad social y las fronteras. Pero, la investigación sugiere que Internet no es tan radical. La gente, cuando está online, actúa de la misma manera que cuando no lo está: sigue dividida y es lenta para tender puentes. Casi el 80% de los usuarios de Internet en Brasil usan Orkut, una red de contacto social que es propiedad de Google. A medida que crece el uso de Internet en Brasil y llega a nuevos grupos sociales, los brasileños de más alto nivel de vida abandonan Orkut y se pasan a Facebook. Eso obedece, en parte, a que tienen más amigos en el exterior, con quienes se conectan vía Facebook, y en parte por esnobismo. Brasileños de alto nivel económico usan una nueva palabra: "orkuticacao" o estar "orkutizado". Un ámbito que se encuentra en proceso de "orkuticacao" está lleno de extraños y abierto a cualquiera. Los brasileños son los segundos mayores usuarios del sitio de micro-blogging, Twitter.

La arquitectura de Facebook facilita que los grupos permanezcan cerrados. Por ejemplo, sugiere nuevos amigos utilizando un algoritmo que mira a los existentes. Pero, redes más simples y abiertas también permiten la autosegregación. Los investigadores Martin Wattenberg y Fernanda Viegas descubrieron que en Twitter también puede darse la separación racial, aunque en materia ideológica quedaron más esperanzados: liberales y conservadores, al menos, se comunican, intercambiando burlas.

Todo esto argumenta en favor de tener una respuesta cauta a las afirmaciones de que la comunicación electrónica reduce los conflictos al juntar a personas que sospechan el uno del otro. Facebook tiene un sitio denominado "Paz en Facebook", donde describe cómo puede "disminuir los conflictos mundiales" al permitir que se conecten personas de diferentes procedencias. The Economist

La cifra
420 Son los millones de ciudadanos de China que están conectados a Internet. El acceso a la red es limitado por el gobierno comunista.

Calidad, rapidez y vías más abiertas
LONDRES | Internet nunca ha sido tan neutral como a algunos les gustaría. Los proveedores de la red no garantizan una determinada calidad de servicio, sino solo prometen hacer lo mejor. Eso puede no importar para el correo electrónico personal, pero sí para los videos y otros datos en los que el tiempo es un factor sensible.

Una tecnología más abierta también podría prevalecer en la telefonía celular. Android, la plataforma de Google para teléfonos inteligentes, que es menos cerrada que la de Apple, crece con celeridad y ha ganado más suscriptores en Estados Unidos que el iPhone, en el primer semestre del corriente año. Intel y Nokia, los mayores fabricantes de chips y de teléfonos móviles del mundo, impulsan una plataforma aún más abierta denominada MeeGo. A medida que los aparatos móviles y las redes mejoran, un navegador estándar podría convertirse en el software de acceso predominante, también en Internet.

Si Internet se convierte en una colección de islas con propietarios, a las cuales se tiene acceso por aparatos controlados de manera remota por sus vendedores, Internet perdería parte de su cualidad genérica, advierte Jonathan Zittrain, de la Universidad de Harvard. La innovación se enlentecería.

El riesgo no es que estas islas estén físicamente separadas, dice Andrew Odlyzko, de la Universidad de Minnesota. La conectividad universidad tiene alto valor, argumenta. "El interrogante verdadero es a que altura llegarán las paredes que separen. Si Internet pierde demasiada universalidad, puede llegar a demoronarse en pedazos, advierte Kevin Werbach, así como el comercio mundial puede colapsar si hay demasiado proteccionismo. La teoría muestra que las redes interconectadas como Internet crecen con rapidez, pero también pueden disolverse con celeridad." Esto parece poco probable hoy, pero si ocurriera, sería demasiado tarde para hacer algo al respecto". THE ECONOMIST

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