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martes, 24 de agosto de 2010

viven 2 : el regreso de la FE


Atrapados 700 metros bajo tierra, 33 mineros mantienen tan buen ánimo, que se dan el lujo de bromear pidiendo que les envíen cervezas, y hasta preguntan si compañeros que estaban cerca de ellos al momento del derrumbe que los sepultó lograron salir a salvo.

Cuando la respuesta del ministro de Minería, Laurence Golborne desde la superficie es positiva, estallan en vítores y aplausos.

El buen ánimo les ayudó a sobrevivir por 19 días en las profundidades de la mina San José, de cobre y oro. Pero la verdadera base de lo que algunos ya llaman el milagro del desierto, fue la metódica organización.

Esa organización se basa en la jerarquía de su jornada laboral habitual, en que el jefe del turno, Luis Urzúa, es el líder del grupo, según contaron. Los 33 mineros se mueven en un espacio de unos 25 metros, dentro del destinaron lugares para comer, para dormir y un sitio separado como baño.

La información la han proporcionado a través vía citófono, bajado por una de dos perforaciones que constituyen su nexo con la superficie y su línea de vía, ya que por ahí baja hidratantes, alimentos y medicinas.

Cuentan con agua industrial, frazadas y la luz de sus cascos y de las baterías de vehículos que permanecían en la mina.

"Los escuchamos con tanta fuerza, con tanto ánimo, lo que refleja que han tenido una fortaleza gigantesca y una organización muy bien montada", destacó Laurence Golborne. "La forma como han racionado sus alimentos, como se han desempeñado en esta crisis es un ejemplo para todos nosotros".

El estricto régimen alimentario dos cucharadas de atún, un poco de leche y media galleta cada 48 horas les permitió que hasta ahora algo les quedara. Se quejan de hambre, pero su "estado de salud es óptimo", según el informe médico.

Junto con la sonda que les llevó suero glucosa, los mineros respondieron un cuestionario médico, que mostró que sólo uno de ellos tiene estomacales, y se le envió un medicamento.

La cápsula les llevó también parches para sus ojos dañados por el polvo, una linterna para cada uno, analgésicos, un broncodilatador para un trabajador con silicosis y medicamentos otro con diabetes, informó el ministro de Salud, Jaime Mañalich.

La segunda fase, con alimentos más sólidos, se iniciará dentro de unos cuatro días. También se hará un trabajo sicológico para prepararlos a enfrentar el desánimo que puede afectarlos por la demora de hasta 120 días que puede tomar su rescate.

Ese rescate se hará a través de una perforación de unos 66 centímetros, que comenzará a cavarse en las próximas horas con maquinaria traída desde el centro del país.

Lila Ramírez, esposa de Mario Gómez, el más veterano de los mineros con 63 años, fue el primero en enviar una carta a su esposa, que ya le contestó.

"Le escribí ahora y le digo que tenga mucha paciencia. Estamos todos en el campamento al latido de él. Que no se desespere y tenga harta tranquilidad", comentó a la AP la mujer.

Ella cree que su marido es uno de los líderes del grupo. "A mi marido no es necesario que se lo pidan, le nace sólo ser líder. Creo que es el que estaba manejando la situación".

Los familiares velan por sus parientes instalados en carpas, y con fogatas preparan alimentos, incluso asados en sartenes. Esas fogatas les ayudan a atenuar durante las noches las bajas temperaturas del desierto.

Dos veces al día son informados de las novedades el ministro Golborne. En sus carpas se leen mensajes de apoyo y a la entrada a la mina han levantado un verdadero santuario con carteles y fotos de sus seres queridos. Los mensajes son mantenidos en reserva por respeto a la privacidad de las familias, explicó la vocera presidencial Ena von Baer, pero algunos han sido conocidos: "Dígan a mi familia que los quiero y mucho y vamos a salir de aquí para estar juntos", escribió Daniel Herrera, de 27 años, al responder el cuestionario médico.

Uno de los "altares" erigidos por su familia evoca a Jimmy Sánchez, el más joven de los mineros con 19 años. Su esposa y su bebé aguardan su salida. Junto a una foto y a una camiseta de su equipo favorito, la Universidad de Chile, su abuelo, Marino, minero jubilado, cuenta que "estamos muy contentos porque están todos con vida".

Las evidencias apuntan como causa del accidente a las fallas en la seguridad del mineral, que en 2007 estuvo clausurado. Golborne dijo que si la chimenea de ventilación hubiera estado en buenas condiciones, los mineros habrían podido salir, como intentaron sin éxito, según contó Urzúa.

Durante el día también los familiares reciben la palabra de aliento de un pastor, de sacerdotes y ayuda sicológica profesional.

Hasta un payaso, Rolkando González, se sumó a la ayuda, explicando que "el payaso puede dar alegría, porque el circo es una poesía para que todos se diviertan".

Toda esa ayuda a los familiares parece muy necesaria, pues muchos piensan quedarse hasta ver emerger a sus seres queridos, probablemente en unos tres meses, o más: "Yo, yo no me voy hasta que salgan todos los mineros" dijo el martes la esposa de Gómez.

"No vanos a abandonar este campamento hasta que nos vayamos con el último minero que quede. Son 33, y uno de ellos es mi hermano", acotó María Segovia.

AP

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