La Justicia investigará el caso de una adolescente que abortó con casi cuatro meses de embarazo y luego incendió el feto. La joven sostiene que una médica y una enfermera del Hospital Pereira Rossell le facilitaron las pastillas abortivas.
Una adolescente de 14 años, su madre, el novio de ella, y una médica declararán hoy ante la Justicia de Pando en el marco de una investigación que se abrió tras un aborto que se efectuó la menor de edad. También fue citada una enfermera, pero la policía aún no había logrado ubicarla.
La interrupción del embarazo se concretó el sábado pasado, a tres meses y tres semanas de gestación. Una vez culminado el proceso abortivo, el feto fue incendiado en una lata que rociaron con queroseno. La situación fue denunciada a las autoridades policiales por una vecina. La adolescente y su madre dijeron a la policía que una médica del Hospital Pereira Rossell fue quien le "recomendó" tomar pastillas de un medicamento para perder el bebé y que una enfermera se las llevó hasta la casa. Las pastillas las consiguieron sin mayores problemas en el propio hospital, relataron.
El embarazo tenía un curso de casi cuatro meses. La joven comenzó atendiéndose en una policlínica en la localidad de Suárez, pero por su edad fue derivada al Pereira Rossell, informaron a El País fuentes de la investigación.
Según dijo la madre de la joven a la policía, su hija no estaba en condiciones de tener al bebé debido a su precaria situación económica. La familia está integrada por ellas dos y cuatro hijos más y el ingreso total es de unos $ 10.000 mensuales.
Tras explicar sus penurias económicas, siempre de acuerdo al relato de la madre y la chica que abortó, la médica les recomendó cuatro pastillas, que una mujer, sin identificarse, les facilitó (gratis) en un pasillo del Pereira. Las pastillas que les dieron eran de la marca "Misopros" y como "no hizo efecto", volvieron a la consulta.
Esta vez, una enfermera fue la encargada, de acuerdo a las declaraciones de ambas a la policía, de llevar a la propia casa de ellas en Suárez, otra caja con cuatro pastillas más, pero en este caso de Misoprostol. La funcionaria dejó su número de teléfono celular por si necesitaban algo. Precisamente con ese número la policía ayer intentaba encontrarla pero no habían podido comunicarse.
Aborto. Un día después de colocarse las pastillas, la joven perdió al bebé en el inodoro.
Tras el aborto, la madre de la chica, su novio y otra mujer pusieron el cuerpo en una lata, lo rociaron con queroseno y plásticos y le prendieron fuego para eliminar cualquier vestigio.
Una vecina, que había sentido gritos y advertido una situación extraña, logró recoger elementos de prueba como apósitos con restos orgánicos que no llegaron a quemarse y la lata donde se colocó el feto. Estos elementos fueron puestos a disposición de la policía.
El tema seguirá hoy en la Justicia cuando todos los implicados declaren en el Juzgado de Pando.
Consultado sobre la presunta participación de personal médico en este asunto, el profesor de Clínica Ginecotocológica del Pereira Rossell, Leonel Briozzo, dijo desconocer la situación. "Será alguna injuria, como de costumbre", respondió Briozzo a El País.
Pastillas. Los casos de abortos provocados con pastillas de Misoprostol no son novedad; es una práctica que se realiza hace muchos años en Uruguay.
También es usual que esas pastillas se consigan en el propio Hospital Pereira Rossell y sus alrededores.
Hace dos años, una investigación realizada por El País, consignó que una mujer de mediana edad simulaba ser paciente en una sala de espera y ofrecía las pastillas por un precio a embarazadas que concurrían a consultas en el hospital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario