sábado, 29 de agosto de 2009

contra el cancer


“Les pedimos que por favor se sienten, el presidente Vázquez está a punto de llegar”, dice una voz de mujer sale a través de los parlantes. Al frente del estrado, la ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz, y el vicepresidente, Rodolfo Nin Novoa, sociabilizan con las demás autoridades. Finalmente todos se sientan y ambos van hasta la puerta a recibir al presidente, Tabaré Vázquez, que ingresa al hall de la nueva sala del Instituto Nacional de Cáncer media hora después de lo previsto.

Entre la gente que presencia el evento, están los obreros vestidos con ropa formal, pero con sus cascos. Hace un rato que finalizaron su jornada de trabajo. También hay integrantes de la organización apolítica Venesur, formada por uruguayos que vivieron en Venezuela y venezolanos que están en el país; con carteles que dicen: “No a las bases militares en América Latina”, “Si a las bases de la paz”. Su secretaria explica que “ellos están de acuerdo con el pensamiento de (Hugo) Chávez y aprovecharon el evento para manifestar su apoyo”. El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, había confirmado esa misma tarde que no podría estar presente.

“El presidente realizará una recorrida por las instalaciones y luego se realizará el acto”, explica la voz del parlante. La sala está flamante, con sus paredes recién pintadas y sus vidrios trasparentes casi invisibles. A través del plasma que reposa junto a una de las paredes del hall se puede ver la recorrida de Vázquez. Las cámaras del edificio son las que siguen el trayecto de los políticos. Vázquez descubre las cámaras y le muestra a Nin Novoa como si se tratara de una cámara cómplice, ambos miran y sonríen. La gente los observa. Finalmente vuelven y da comienzo el acto. Quien primero hace uso de la palabra es de director del instituto, Alberto Viola.

“Poca veces se da que en un periodo de gobierno se planee un proyecto y a la vez se concrete. Esto se debe al impulso que le dio nuestro ex compañero, el doctor Tabaré Vázquez”, expresó Viola. El 5 de diciembre del 2006 se puso la piedra fundamental de la obra. Además, a través de una metáfora, el director agradeció a los obreros que “arrastraron los bloques de piedra”. El discurso tuvo un color de despedida personal de la profesión, en la que el médico se mostró satisfecho de haber contribuido en esta causa.

El edificio fue diseñado por los arquitectos del Ministerio de Salud pública, Dennis Tadich y Rubén De León. El nuevo sector del Instituto Nacional de Cáncer cuenta con cuatro niveles. El subsuelo está destinado a servicios y trabajos de la Universidad de la República. Luego está la planta baja, donde se ubican los ingresos, el hall de entrada y un moderno anfiteatro con capacidad para 90 personas. Después, en el primer piso están las salas pequeñas y grandes. Los cuartos alojan dos personas y hay un total de 90 camas, además el lugar está preparado para asistir a personas con discapacidad. Por último, en el nivel superior está el bloc quirúrgico.

“Se acabó el tiempo de la soledad, estamos viviendo el tiempo de la solidaridad en América Latina”, dijo la ministra de Salud, María Julia Muñoz, en agradecimiento al presidente Chávez. Venezuela contribuyó en el proyecto con tres millones de dólares. “Estas obras valen más de lo que han costado en dinero (…) es una muestra de respeto y amor”, agregó. La obra costó un total de ocho millones de dólares y estará terminada en los próximos dos meses. Muñoz hizo entrega de un cuadro para el presidente Chávez que fue recibido por el embajador venezolano, Franklin González. “Le vamos a pedir que lo custodie hasta que Chávez venga a visitarnos”, señaló.

Por su parte, González expresó que “es una alegría” para su país “haber conseguido esto”, ya que “la salud es una prioridad para los dos gobiernos”. Además, recordó cuando en una de sus cuatro visitas a la obra comió un asado con los obreros, “les agradezco por ese asado tan sabroso”, dijo.

“En estos tiempos donde las relaciones bilaterales son cuestionadas por los detractores, les decimos que la unión caribeña y latinoamericana llegó para quedarse”, expresó el embajador venezolano, quien justificó la ausencia de Chávez. “¡Celebremos la integración de América Latina y el Caribe!”, concluyó.

El último en hablar fue el presidente, Tabaré Vázquez. “Con una sola palabra voy a expresar mis sentimientos y el de los enfermos que pasaron por aquí y el de los que vendrán: Gracias”, dijo Vázquez y se bajó del estrado al minuto dieciséis de haberlo pisado. Al final, el presidente recibió un obsequio del parte del Sunca.

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