Fue como en Colombina. Peñarol, el murguista, la ilusión, la muchacha y… "cómo te va", dijo el murguista a la muchacha / Que lo cortó con su mirada indiferente / Le dijo 'bien' y lo dejó como si nada / Nuevamente...".
De manera cruel pero incruenta Nacional de Medellín se fue con la ilusión de Peñarol, derrotándolo con autoridad y calidad. Fue magnífica la exhibición de los colombianos, con grandes actuaciones de los goleadores Córdoba y Pabón. No hubo forma para el equipo de Gregorio, que ahora suma dos derrotas en otras tantas presentaciones en la segunda fase de la Libertadores. Le quedan 12 puntos por jugar de los que seguramente precisará 9 para seguir adelante.Bien, firme y convencido empezó Peñarol, empujado por las miles de voces de carnaval, que azuzaba con un aporteñado "¡vamos, vamos, vamos, Peñarol!". Pero en una contra a tres toques, Atlético Nacional consiguió un excelente gol con un derechazo exquisito, escorado e inalcanzable para tres Carinis, y colocó el 1-0, además de cambiar el destino del partido. El remate cruzado de Córdoba, ajustadísimo contra el palo, solidificó el convencido toque de pelota de los paisa, sin importarle si alguien decía que era el juego de los Valderrama de Olímpica para América y de América para Olímpica.
A los 15 minutos ya sonaba Xuxa con es la hora es la hora, y sí, parecía que era la hora con un tríptico de jugadas de gol: profunda entrada de Aguiar derribado en el límite mismo del área; brillante y habilitadísima entrada de Cristóforo que iba a empatar, cuando le cobraron una inexistente posición adelantada, y remate de gol de Lolo Estoyanoff salvado por increíble cierre de Tula. Corriendo los inevitables y necesarios riesgos, Peñarol cargó bien con el tándem Mora-Zalayeta, pero claro, con un pasador como Macnely Torres, la cosa está brava. El fantasista colombiano, capaz de controlar y meter un pase entre líneas en una misma jugada, la puso para que Pabón la metiera, pero el palo, y un inmediato y utilitarista rechazo de Darío, impidió la anotación.
Después, los carboneros entraron en la meseta y los colombianos siguieron cómodos. Pelotas perdidas, pelotas divididas y sin posibilidades de quedarse con la segunda jugada. Perdió presencia Aguiar, las bandas quedaron abandonadas por falta de juego hacia allí, y sólo quedaba la inconmensurable entrega con clase de Marcelo Zalayeta.
A los 40 minutos de la primera mitad la tribuna, ansiosa, ya había entrado en el carbonero meta huevo, como si hasta ese momento no estuvieran jugando con todas las ganas, cosa absolutamente comprobable por parte de cualquier espectador, técnico o iniciado.
Se fueron al vestuario a refrescar ganas, juego y sueño, y al arranque de la segunda parte una increíble jugada de Pabón no terminó en gol por la más increíble de las casualidades -travesaño y rebote a las manos de Carini ya recontra vencido-, pero al minuto otra acción hilada a dos toques terminó en otro remate al gol de Córdoba que puso el 2-0.
Complicado ¿no?
Más que la defección de Peñarol, asomaba la buena capacidad y mejor exposición futbolística de los paisa. Muy buen equipo el Nacional, que siguió atacando y conservando la pelota, y por supuesto con el 2-0, la calma. La cosa se puso absolutamente difícil de digerir cuando Macnelly puso a correr a Pabón y el goleador definió contra el pie de apoyo de Carini: 3-0 y ya se transformaba en martirio.
El ingreso de Pedro al inicio del complemento no dio resultado alguno y ya con una mochila mucho más pesada de levantar -el 2-0 y después el 3-0- llegaron Santiago Silva y Colo Pérez.
Pero vos podes creer que tuquiti-tiquiti a tres pases y Pabón -¡esos tipos siempre la ponen contra el palo!- anotó el 4-0.
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