jueves, 10 de septiembre de 2009

salud en boca de todos


El presidente estadounidense Barack Obama detalló este miércoles su reforma sanitaria en un desafiante discurso ante el Congreso en pleno, al que retó a "pasar a la acción", tras advertir que no está más dispuesto a "perder el tiempo".

Si no se aprueba una reforma sanitaria, "más estadounidenses perderán su cobertura cuando más la necesitan (y) más estadounidenses morirán", señaló Obama. "El tiempo de las riñas se acabó. Llegó el momento de la acción", añadió. "No perderé tiempo con los que han calculado que es mejor políticamente matar este plan que mejorarlo", añadió Obama.

A cada frase de ese cuño, Obama fue interrumpido por los vítores de sus correligionarios, que dominan ambas cámaras del Congreso.

Su largo discurso, minucioso pero también llenó de exigencias morales, pareció galvanizar de nuevo a unos demócratas algo desmoralizados por el acoso de republicanos y por las protestas ciudadanas de las últimas semanas.

Los republicanos, sin embargo, se mantuvieron elocuentemente en silencio gran parte del tiempo, o abuchearon ligeramente algunos pasajes. En muy pocas ocasiones se levantaron para aplaudir. La división política era palpable en todo momento. Cuando Obama aseguró que era "falso" que su reforma fuera a incluir a los 12 millones de ilegales, un legislador republicano, Joe Wilson, de Carolina del Sur, le gritó: "¡mientes!".

Los objetivos del plan son tres, explicó Obama: suministrar un seguro a los que carecen de ello, dar más seguridad y estabilidad a los que ya lo tienen y reducir los costes sanitarios para las familias, las empresas y el gobierno. "No soy el primer presidente que asume esta causa, pero estoy resuelto a ser el último", aseguró Obama.

Dirigiéndose directamente a la opinión pública, Obama aseguró: "nada en nuestro plan requiere que usted cambie lo que ya tiene", en referencia a las pólizas privadas que pagan la inmensa mayoría de trabajadores y empresas.

En cambio, las aseguradoras deberán garantizar libre acceso a todos los que quieran una cobertura sanitaria, sin discriminar ni rechazar por tener problemas de salud previos, ni modificar o cancelar la cobertura por enfermedades imprevistas.

Para los aproximadamente 46 millones de es Para los aproximadamente 46 millones de estadounidenses sin cobertura, el gobierno se compromete a crear una especie de bolsa de seguros médicos, a la que individuos y empresas podrán acudir para buscar la póliza que les convenga, a precios competitivos.

Contratar un seguro médico será obligatorio para todos los estadounidense, dijo el presidente.

Todo ello costaría en torno a 900.000 millones de dólares, reconoció. El presidente aseguró que ese dinero no se añadiría al galopante déficit público, pero no dio detalles.

El objetivo del discurso era claro: imponer autoridad en un debate que se le escapó de las manos a Obama en las últimas semanas. Obama apeló incluso al recuerdo del recientemente fallecido senador Edward Kennedy. "El nunca olvidó el puro terror y la desesperación que un padre siente cuando su hijo está gravemente enfermo; y él era capaz de sentir cómo debía ser para los que no tienen seguro" médico, lanzó.

Pero la reacción republicana deja presagiar que la colaboración bipartidaria no será fácil en el tramo final del debate, en el que Obama se juega buena parte de su capital político.

"La mayoría de los estadounidenses quieren escuchar al presidente decir (...) que es tiempo de recomenzar con un plan de sentido común, bipartidario", contestó el representante republicano de Luisiana, Charles Boustany, en un corto discurso.

Una de las últimas versiones de la reforma, aprobada en julio por la Comisión de Salud del Senado, "crea 53 nuevas entidades burocráticas gubernamentales, añade cientos de millones de dólares a la deuda nacional y aumenta en cerca de 600.000 millones de dólares los impuestos a los generadores de empleo", criticó el republicano.

Estados Unidos es el país con los costes de sanidad per cápita más elevados del mundo.

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